Recuerdo cuando era pequeña y mi padre jugaba al ajedrez con un conocido que padecía ceguera. Me asombraba cómo podía mover la mano hasta la pieza de ajedrez sin tirar el resto, y cómo podía recordar dónde estaban todas las piezas para poder jugar, ¡y ganar! (y no porque mi padre fuera muy malo en este juego).
El ajedrez desarrolla la mayoría de las competencias y, al mismo tiempo, nos divertimos y motivamos, activando nuestro sistema de recompensa.
Os animamos a enseñar a los niños y niñas a jugar al ajedrez, en el cole ya hemos empezado a practicarlo. Está comprobado que mejora la convivencia, la inclusión, las relaciones sociales. Todos y todas, desde nuestro punto de partida, podemos jugar al ajedrez en igualdad.
Os dejamos con la lectura de esta noticia:
https://elpais.com/elpais/2021/03/01/actualidad/1614602250_555695.html
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